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Falange Montañesa

¿ACASO ESTAMOS CIEGOS?

¿ACASO ESTAMOS CIEGOS?

Apreciemos el esfuerzo que prensa, radio y televisión hacen a favor de la convivencia intercultural o multicultural o como coño llamen a esa mamarrachada que intentan vendernos como algo no sólo inevitable sino además muy beneficioso. Todos, al menos los que no vivamos en La Moraleja, sabemos de sobra en qué consisten los beneficios de la invasión, que no inmigración, que venimos padeciendo en los últimos años con la anuencia de gobiernos, oposiciones, confederaciones de empresarios y demás estamentos, no sólo públicos sino también privados. Una oleada de poco más que menesterosos vienen a ocupar puestos de trabajo en un país al que se le suponen dos millones de parados; su presencia aquí hace que los derechos adquiridos durante años por los trabajadores españoles se vayan viendo recortados al tener que competir con esta gente a la que no le importa trabajar en condiciones ya superadas aquí hace muchos años. Por otro lado la saturación a la que están sometiendo a ciertos servicios públicos como son la sanidad o la educación y las ventajas que reciben por parte de las administraciones hacen que los españoles seamos hoy ciudadanos en desventaja en nuestro propio país.

Si además  añadimos que la gran mayoría no tienen ninguna cualificación, también habrá que añadir los gastos en formación que generan.

Plazas de colegios reservadas, viviendas de protección reservadas, innumerables subvenciones por hijos traídos desde su país o gestados en este ya que las subvenciones que traen consigo, unido a su posterior mantenimiento por los servicios sociales, hace que para esta gente procrear en España sea un negocio.

Añadamos también que la poca aportación a las arcas estatales hay que añadir la fuga de buena parte del capital que generan hacia sus países de origen.

Otro punto es la degradación de los barrios donde se concentran, así como la degeneración de la convivencia en esas zonas, ya que una buena parte de esta gente se dedica en sus ratos libres o en exclusiva a la delincuencia, siendo noticia un día sí y otro también la detención de bandas de rumanos, kosovares, dominicanos, marroquíes, etc. Hasta tal punto que una parte mayoritaria de la población reclusa en España son inmigrantes.

Cuando en algún lugar la situación explota, como fue el caso de El Egido, corre la prensa, con la inapreciable ayuda de muchos subvencionados que han visto en la inmigración una especie de Gordo de la lotería caído del cielo, y criminalizan a los españoles cuyo único pecado ha sido no aguantar más.

Hemos podido asistir últimamente al sainete mediático que tuvo como protagonista a un energúmeno con un historial psiquiátrico envidiable que abrió telediarios y llenó portadas de diarios estatales por la agresión a una joven ecuatoriana en el vagón de un metro de Barcelona, acción recogida por las cámaras de dicho vagón. No vimos nada que no se vea a diario en cientos de ocasiones, generalmente con otros protagonistas; qué no grabarán las cámaras del metro en Madrid, Barcelona, etc. de lo que no nos hacen partícipes.

Sin un ápice de disculpa para el cafre en cuestión por su cobarde y ruin acción, resulta que lo que pesó es que la víctima fuese una menor ecuatoriana y vimos como cónsules, vicecónsules, ministros y presidente de ese país cuya principal riqueza es la exportación de miserables, ponían el grito en el cielo clamando por Justicia y requiriendo del Gobierno de España la consiguiente bajada de pantalones, y es que del débil se aprovecha todo el mundo. Y el gobierno se los baja, y hace de ello una cuestión de Estado y se pide el ingreso inmediato en prisión del energúmeno mientras que gobierno, cónsules, vicecónsules y presidente de esa republiquita que tiene más ciudadanos en el exterior que en el interior ni están ni se les espera cuando el asesinado, la violada o la asaltada son españoles y el agresor, sorpresa, es ecuatoriano.

Mientras toda esta comedia por la agresión estaba en su apogeo, más aparatosa que real ya que no hubo parte de lesiones y la denuncia se hizo una semana después, una española era apuñalada en Arturo Soria por dos marroquíes, a pesar de haberles entregado el dinero que llevaba encima sin resistencia; nada de titulares, Esteban Ibarra no apareció. Cuando un grupo de sudamericanos fue detenido por las violaciones más aberrantes que conocemos, en el parque del Este de Madrid, violaciones con claras connotaciones racistas hacia las españolas, el rápido silencio por respuesta, nada de cónsules dando la cara, nada de deseos de Justicia y Esteban Ibarra sin aparecer.

Al final, como siempre, Telecinco poniendo la guinda al pastel con un programita donde unos actores encapuchados fingían ser los más malos malosos del mundo mientras Etoo, Francine y Zerolo nos deleitaban con lo mal que lo pasan por ser negros o invertidos y, sorpresa, aquí sí apareció Esteban Ibarra con su perenne jersey Lacoste contando sus batallitas de nazis en nombre de ese Movimiento contra la Intolerancia que forman él y su mujer y que tan buenos rendimientos económicos le producen.

En fin, Serafín, que cada cuál saque sus consecuencias y sepa reconocer cuál es el lugar que nuestro gobierno y nuestra oposición nos tienen reservados a los españoles, que no somos ya más que extranjeros en nuestra propia tierra, y lo peor está por llegar; al tiempo…

Por cierto, al cuadrúpedo del metro ya le han amenazado de muerte los Latin Kings de Barcelona, ya saben esa "asociación" cultural subvencionada por la Generalidad.

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