¿VALLINES? NO, GRACIAS
El 20 de noviembre volveremos a disfrutar de la fiesta de la democracia, y unos cuantos capullos alcanzarán el orgasmo al depositar el papelito en la urna. Está de más insistir en lo que la democracia parlamentaria ha supuesto para España; nadie es consciente de que este pérfido sistema político ha conseguido en treinta años acabar con la soberanía nacional y convertir España en un protectorado de Alemania y Francia, nuestro enemigos seculares junto a los ingleses.
Partidos mayoritarios y minoritarios competirán por mangonear el lupanar; los socialistas, echándole el morro que les caracteriza, seguirán con la eterna perorata de la derecha sin ponerse colorados por haber llevado a cabo la labor más destructiva de la historia de España. Todavía quedarán 5, 6 o siete millones de cretinos o fanáticos que sostendrán a estos rufianes en lugar de mandarlos a la letrina de la historia. los comunistas que prometen acabar con el capitalismo mientras le deben a los bancos vida y hacienda; dicen que crearán riqueza, hay que joderse, el comunismo creando riqueza, eso habría que verlo. El nacionalismo, a sacar tajada que es lo suyo, mientras los separatistas más o menos camuflados, aprovechando los manejos de los mayores traidores que ha conocido este reino, harán gala de su furibundo anticonstitucionalismo en el sagrado recinto de la libertad y la democracia, o sea, en esa covacha que es el Congreso de los Diputados, con los parabienes de todos, como ya no matan...
Pero llegamos donde quería desde el principio, que es a valorar la ignominia que representa el PP y sus candidatos. Parece seguro que los centroderechistas alcanzarán el poder sin hacer nada, con ello ni la unidad nacional se verá reforzada, ni las logias verán menguados los efectos de su lucha contra el catolicismo, ni el aborto se verá aminorado lo más mínimo. Si el PP en Cantabria no ha hecho más que montar comisiones de investigación con el único fin de desgastar políticamente a sus rivales regional-socialistas, pero sin la más mínima gana de acudir donde se dirimen las responsabilidades, que es a los juzgados, a la hora de presentar candidatos han reflejado claramente lo que opina realmente de las instituciones a las que se presenta. Junto a medianías de andar por casa al Congreso nos encontramos con una candidatura al Senado que, nos tememos, será fiel reflejo de lo que ocurrirá en otras regiones. Presentar de nuevo a Piñeiro a la Cámara Alta demuestra que para los populares el Senado es un cementerio de elefantes que sólo sirve para colocar a los políticos amortizados para que no tengan que trabajar hasta la edad de jubilación. Pero con todo, lo chabacano, lo insultante, lo despreciable es que mientras Mariano, con su cara de jesuíta, nos asalta desde las vayas publicitarias pidiéndonos que nos sumemos al cambio, su partido nos cuela de rondón como futurible senador nada menos que a José Luis Vallines, sí, el José Luis Vallines de siempre, el de toda la vida, el de Vallines, Bedoya y cía. Tránsfuga entre los tránsfugas del que se dijo que, nacido en Matanzas, Cuba, se nacionalizó español tras cumplir los 37 años que impedían que fuera reclamado par cumplir con sus obligaciones militares. No le gustó que los populares optasen por la candidatura de Entresotos para Presidente del Gobierno cántabro en lugar de elegirlo a él y, apuntando ya maneras, optó por dar la espantada. Empresario ejemplar, de su paso por Canfrisa sólo ha quedado un solar. En definitiva, hombre ideal para la política de estercolero.
Siempre se ha dicho que si el PP en Santander y Cantabria presentase un perro de candidato ganaría igual; lo triste de todo es que no lo hacen para desprestigio de la política regional.
Decía Juan Hormaechea en la campaña electoral de las pasadas Municipales y Autonómicas que votar al PP era votar a la Tocino y a Vallines y alguno miraba a su vecino de al lado sorprendido de la afirmación, dudando de las facultades del ex presidente; el tiempo le ha dado una vez más la razón: votar al PP es votar a Vallines y eso es indigno.
Resumiendo, una oportunidad de oro para que los montañeses rindan un gran servicio a España dedicando la jornada del domingo 20 a pasear si acompaña el tiempo y si no acompaña a hacer macramé pero las urnas que las llenen los que viven de ellas.
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