EL UNICO FRUTO DEL AMOR ES LA BANANA
Y como otras veces, el pésimo futbolista y mediocre showman Daniel Alves Da Silva la armó, esta vez en Castellón. En un gesto, que conociendo al sujeto puede que no sea tan espontáneo, recogió un plátano medio comido del suelo que alguien acababa de lanzar y lo engulló como si mañana no hubiera mundo ya. Casi seguido comenzó una de esas tontadas que caracterizan la repugnante simpleza a la que ha llegado la especie humana y miles de cretinos se hicieron la consiguiente foto aguantando el fálico fruto. Y es que no hay mayor problema en el mundo que eso que llaman “racismo”, millones de euros gastados en propaganda y viene un fulano y le da por tirar un plátano. No parece grave que decenas de miles de anormales ofendan el sentimiento nacional de todo el país, que decenas de miles de hijos de puta pidan tiros en la nuca hacia determinados jugadores contrarios, o que deportistas españoles sean discriminados por orden de una chusma apátrida y filo terrorista con la connivencia de directivos, federaciones, uefas, fifas y toda la caterva de serviles periodistas palanganeros que ahora llegan al orgasmo chupando el platanito. Resulta que el problema en los campos de fútbol no es que accedan menores que son testigos de los más bajos instintos humanos, no lo es que el honor de muchas mujeres sea arrastrado por el fango cada domingo por haber traído al mundo un árbitro o un jugador del equipo contrario o porque el portero local no tuvo la picardía de cerrar las piernas y encajó un gol de forma indigna, no; el problema es que han tirado un plátano, no los mecheros, las monedas, las botellas o alguna que otra navaja, no, el plátano.
El problema del señor Da Silva no es si es mulato claro u oscuro, su problema es que es un pollo sin cabeza defendiendo y el tío con peor porcentaje de pase de esta liga, de las demás ligas europeas y americanas y hasta de las grandes ligas de béisbol. Su problema es que ha destacado más por sus bufonadas, sus teatrillos y su juego sucio, además de esa forma tan poco respetuosa de celebrar los escasos goles que consigue hasta el punto de haber sido recriminado por su capitán. Esto es lo que tienen que mirar la FIFA, la UEFA, y hasta la TIA de Mortadelo, eso y todo lo que se esconde detrás de las contrataciones de jugadores como la de su compañero de equipo y de plátano Neymar.
No, no es problema de si es mulato claro u oscuro, como decíamos antes, el problema es que es un imbécil integral que confunde un país atrasado con un país de gilipollas que es lo que es España. Pero que tenga que venir un fulano de un país que sólo sabe mover el culo y jugar al fútbol, donde los niños nacen, crecen, roban y mueren asesinados en las calles, donde los robos y las violaciones son tan naturales como que todos los días amanece y que está al borde del cataclismo social que nos va a afectar a todos desgraciadamente, a dar lecciones de moral con coro de plañideras masoquistas que profesan el oficio más antiguo del mundo pero con pluma y ordenador es como para cerrar las tragaderas y ciscarse en todos y cada uno de sus muertos.
Y va el gachó y exige que el nombre del fulano se haga público para escarnio general y por supuesto que se hace, ustedes no conocerán los nombres de los que medio arrancaron la cabeza a un policía recientemente, ni de todos los sindicaleros pancistas pendientes de pasar por tribunal y por supuesto no conocerán los nombres de los recientemente detenidos terroristas cibernéticos que usaban Internet para mostrar lo ruin que puede llegar a ser el ser humano, pero al tal David Campayo Lleo le va a caer la del pulpo y dos o tres más. Le faltó tiempo a la directiva para identificar y notificar su expulsión de por vida del club donde era delegado de alguna de sus categorías inferiores. Pero además, es detenido y puesto ante el Juez, que de momento le deja en libertad con cargos. Y al final será condenado por haber tirado un plátano al suelo y tendrá mucho más castigo que si hubiese tirado una granada Lafitte. De nada servirá que pretenda defenderse porque el circo ya se ha montado y los jefes de pista lo dirigen con mano sabia.
No sé si el tal David Campayo es racista o no, y la verdad no me importa, pero ante el infame trato que ha recibido por el club que supongo es el de sus amores, por las autoridades policiales que se ve que no tienen más que hacer, por las autoridades judiciales que nos avergüenzan día sí día también, por las podridas instituciones futbolísticas nacionales y supranacionales y por aquellos extranjeros que no saben comportarse como los invitados que son en el país que les acoge, me niego a condenarle y propongo que los de la foto del platanito se hagan otra con el fruto metido en salva sea la parte.
Y si alguien se cree que esto es la rabieta de algún madridista, nada más lejos, uno es del Barcelona desde que el gran Johan Cruyff vino en el 74 y lo sigue siendo, a duras penas, a pesar de personajes como el tal Da Silva y otros similares.
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PACHI -
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Jose Antonio -