¿PEOR QUE JUAN CARLOS? APUESTE A QUE SI
Por fin, y por si quedaban dudas, hoy 19 de junio de 2014 han alcanzado las fuerzas oscuras sus últimos objetivos; la Monarquía española ha muerto con mucha pena y nada de gloria. Hoy el muchacho llamado a suceder a su padre ha conseguido el fajín que le convierte en el florero mayor y más caro del reino aunque ande él caliente y ríase la gente. No es que se esperase ningún gesto que hiciera abrigar algo de optimismo frente al futuro, pero la charlotada de hoy ha superado cualquier previsión. El nuevo bueno para nada Borbón se ha comprometido a defender las ¡autonomías!, se ha ciscado en las Víctimas del Terrorismo utilizándolas una vez más, a sabiendas de que no se cuenta con ellas nada más que para el atrezzo en alguna ocasión y que todos los gobiernos y todas las magistraturas del estado ya han tomado partido por la ETA y sus guiños. Después ha seguido con los agradecimientos a su padre y a su madre pintando un cuadro que sólo los más incautos pueden fumar, pues tratar de glosar la figura del que ha hecho bueno al mismísimo Fernando VII, es desde luego un marrón difícil de tragar. Pero éste pájaro también es un Borbón y como tal es más que probable portador de todos los vicios y resabios de esta detestable ralea que sólo ha sabido hacer mal a España, así que de entrada la primera ocurrencia de la criatura, o su primera cesión, ha sido retirar los símbolos de los Reyes Católicos del escudo real, los símbolos de la verdadera Unidad de España, y lo que es aún más grave, ha retirado los símbolos católicos del acto de coronación y el TE Deum hasta el punto de que entre innumerables chorradas prescindibles, dignas de los discursos borbónicos, no ha habido ni un solo segundo para acordarse de Dios, ni siquiera de pasada. No es que los Borbones hayan sido católicos ejemplares, más bien lo contrario, pero es que precisamente en la Cruz está la base, el motivo primigenio y la única razón de legitimidad de la monarquía en España como reconocieron numerosos Papas. España fue nación de Cruzadas durante siglos y por ello sus monarcas lo eran también por la Gracia de Dios. Hoy, los enemigos de España están más contentos que nunca y el nuevo Borbón preocupado. Hoy llega uno a comprender por qué fueron los monárquicos los que trajeron la II República mandando a hacer gárgaras al bisabuelo del hoy entronizado; y es que no puede quedar ni un solo monárquico hoy en España, la mascarada representada es tan repugnante que ni el memo de Ansón, perruno adulador del no menos impresentable abuelo de Lipe, el marido de la Leti, podrá explicar la apostasía que públicamente ha hecho este chiquilicuatre. No valen las payasadas generacionales, como si este sujeto supiera nada de los jóvenes de “Su” generación, ni valen bobadas sobre la modernidad. Felipe, no González, el de la V y los palos, ha dejado claro que él está para lo que se le mande, que no hay problema en violar la Constitución, en desmembrar España, en todo lo que las señoras y los señores diputadas/os y senadoras/es, sean capaces de pergeñar en beneficio de intereses bastardos y en contra de los españoles, que bien merecido lo tienen.
La monarquía española ya no es católica y por tanto no es monarquía y como además el hoy usurpador no apunta mejores maneras que su predecesor se hace imprescindible poner fin a este despropósito lo antes posible haciendo que la familia real vuelva a disfrutar de los placeres de la buena vida en Estoril.
Entre los vividores concentrados en la corrala de la Carrera de San Jerónimo me ha parecido ver un mitrado que no sé bien qué pintaba allí; si no sabía nada, cosa que dudo, sobre la ceremonia de apostasía mal por su parte por no irse con sonoro portazo y si lo sabía peor por cómplice de esta abominación. La Jerarquía Eclesiástica va a tener muy difícil explicar lo que la monarquía y el monarca deben significar ahora para los cristianos, ahora que la Cruz de Borgoña se esconde para vergüenza de España y los buenos españoles, pero qué más da lo que los Papas hayan dicho sobre España y su Monarquía si ahora tienen al frente en Roma a un tanguista que también cree que ciertas cosas son discutidas y discutibles.
Hoy, esta España sucia, de baja estofa, perezosa, menesterosa, falsa, impúdica y sobre todo soberbia, tiene nuevo rey pero la Monarquía Española, la verdadera Corona, está vacante. Sólo de pensar en Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, en Fernando III, en Alfonso I, en Jaime El Conquistador y tantos otros y mirar de reojo a la feliz familia real salida hoy del serrallo donde van el ciudadano Cayo y sus colegas proetarras a hacer pases de camisetas y números de vodevil le dan ganas a uno de exigir a Obiang la doble nacionalidad y un visado para Guinea, de ida, por supuesto.
Y basta ya del cuento de la aconfesionalidad del Estado, España es un país de mayoría católica a la que se ha obligado a ejercer en privado, casi en la clandestinidad y a eso hay que poner fin pues no se es hijo de Dios a tiempo parcial o dependiendo del lugar donde se encuentre. El cuento de la aconfesionalidad sólo sirve para que los agnósticos y anticatólicos eliminen a Dios de la vida pública y ya va siendo hora de que algún que otro “mercader” se lleve unos cuantos latigazos en el mercadillo en que han convertido el “templo” de la democracia. Eso sí, “latigazos” en defensa de las Autonomías como dice ahora esa ralea de felones.
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santiago -