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Falange Montañesa

LA SOLUCIÓN ANTE EL PROBLEMA DEL SEPARATISMO ( 1ª PARTE )

LA SOLUCIÓN ANTE  EL PROBLEMA DEL SEPARATISMO ( 1ª PARTE )

Somos millones los españoles que pensamos que la Unidad de España se encuentra actualmente gravemente amenazada. Sólo los necios o los malintencionados pueden opinar lo contrario.

 

A todos los buenos españoles sin distinción de ideologías, a todos los que no miran para otro lado, a todos aquellos que comparten con La Falange una honda preocupación por el futuro de España, en definitiva, a todos los patriotas sinceros, queremos pedirles que reflexionen sobre tres importantes cuestiones que se están ignorando en el debate político institucional t en el de los grandes medios de comunicación.

 

  1. ¿Cómo se ha llegado a esto?
  2. ¿Quién son realmente los responsables?
  3. ¿Es posible una solución definitiva, no un mero parche, al permanente desafío nacionalista?

 

Nuestra reflexión sobre estas cuestiones, que queremos compartir con todos los patriotas, se pueden resumir como sigue.

 

1. ¿Cómo se ha podido llegar a esto?

 

Lo que está ocurriendo no es una sorpresa. Al menos para La Falange. Los nacionalistas lo llevan planeando años, tan sólo esperaban su momento. Nosotros lo venimos avisando desde 1978 cuando pedimos el voto negativo a la actual constitución. Dijimos entonces –ahí están las hemerotecas- que la inclusión del término “nacionalidades” en el artículo 2º del Título Preliminar de la constitución abría la puerta a un debate tan innecesario como peligroso sobre la configuración territorial de España. Y denunciamos que el régimen de las autonomías, con esa bomba de relojería semántica en sus entrañas, se convertiría en una permanente demanda de de trasferencias de competencias de ciertas comunidades insaciables cuya única aspiración es la autodeterminación. Nos tildaron de aguafiestas, alarmistas, catastrofistas, iluminados y muchas otras lindezas por el estilo. Sin embargo, teníamos razón, aunque luego, no esperamos que ninguna voz autorizada de algún representante del sistema lo reconozca.

 

La clase política española que dirigió la transición y los periodistas que la bendijeron, han estado veinticinco años adormeciendo al pueblo español vendiéndole la falsa idea de un nacionalismo bueno, democrático, civilizado y que contribuía a la estabilidad y a la gobernabilidad de España, encarnado por el Partido Nacionalista Vasco, Eusko Alkartasuna, Convergencia i Unio o la propia Ezquerra Republicana de Catalunya, frente a un nacionalismo malo encarnado en ETA y su entorno abertzale.

 

La Falange se ha desgañitado inútilmente durante todos estos años predicando la naturaleza absolutamente perversa y antiespañola de todas las organizaciones nacionalistas. Lamentablemente, nuestra voz carece de la fenomenal amplificación de los grandes medios de comunicación.

 

Los grandes partidos nacionales, sean progresistas como el PSOE o de centro reformista, como la felizmente extinta UCD o el actual PP, han colaborado en este siniestro juego. Unos y otros han querido creer en los nacionalistas “buenos”, unos y otros han gobernado con ellos cuando las mayorías parlamentarias no les alcanzaban para gobernar en solitario y unos y otros, anteponiendo sus intereses partidistas a los de España, han cedido al chantaje nacionalista recompensado los apoyos parlamentarios con más trasferencias, con más poder, con más dinero. Crearon un monstruo que el franquismo había aplastado, lo otorgaron respetabilidad, lo cebaron y ahora empiezan a asustarse.

 

En definitiva, se ha llegado a esto:

 

  • Porque la constitución española lo favorece con su deliberadamente pactada ambigüedad.
  • Porque los grandes partidos nacionales han antepuesto, con egoísmo e irresponsabilidad, sus intereses a los de la nación y de ello siempre se han beneficiado los enemigos de España.
  • Porque la lógica de este sistema aberrante conducía inexorablemente a este fatal desenlace y la llegada a la Moncloa del lunático visionario que hoy preside nuestro gobierno le ha dado el empuje final.

 


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