¿HASTA CUANDO?
Aquella vieja copla que el mundo patriótico ha venido cantando en España desde la creación del Estado de las Autonomías y que consistía en repetir hasta la saciedad que el barro de los Estatutos traerían los lodos del separatismo, es ya una realidad incuestionable por muchos paños calientes que se le quieran poner. A los que nos llamaban exagerados y agoreros ya no les queda más recurso que el de la ceguera o la estupidez para seguir defendiendo su postura.
Y no es tanto que nosotros estemos de salida contra las Autonomías como acercamiento de la administración a los españoles y protección de los valores singulares de cada región, así como estimular su desarrollo cultural. El problema viene cuando el tinglado lo montan gente que defiende intereses oscuros, que nada tienen que ver con los de los españoles de cualquier parte del país.
Por un lado se han convertido en ingentes maquinarias de consumir fondos, que sólo sirven para potenciar la insolidaridad entre las distintas regiones y que únicamente son capaces de ponerse de acuerdo cuando se trata de hacer daño a España como unidad; me viene a la cabeza el caso tan singular denominado Galeusca, que engloba a nacionalistas tan variopintos como gallegos, vascongados y catalanes, cuya única finalidad es la desaparición de España como nación, habiendo creado para ello una mitología particular, tan falsa como absurda, que va insuflando en las mentes de sus niños y jóvenes el veneno separatista.
A medida que pasa el tiempo el acelerador se viene pisando más profundamente y es actualmente, con un gobierno débil, absolutamente mediocre, que nada en la ignorancia y el rencor y que no tiene empacho en compadrear con la jarcia nacionalista, con los de la pistola y con los que no la llevan, es cuando la situación está siendo llevada a extremos insostenibles de difícil vuelta atrás.
La situación en estas tierras de España es absolutamente insostenible. Se persigue y acosa a quien se declara español y se margina a quien defiende la lengua común, llegándose al caso esperpéntico de que la Generalidad haya proscrito la enseñanza en la lengua madre de todos los catalanes que no es otra que el español; además rizando el rizo ha llegado a la conclusión de que hay que espiar a los alumnos para evitar que en los recreos se expresen en este idioma. Es sencillamente aberrante, máxime cuando viene de un “gobierno” presidido por un andaluz que apenas sabe hablar catalán y que ostenta el puesto más alto de la Comunidad, cuando es obligatorio para cualquier vulgar funcionario conocerlo para poder acceder a su puesto.
Es pues la hora de coger el toro por los cuernos y ya que en estas comunidades se atenta gravemente al interés general de los españoles, debe la Administración, con los poderes que le confiere la Constitución, trasladar al Senado las medidas correctoras que considere oportunas, incluida la suspensión de los citados Estatutos o como mínimo la retirada de las competencias en materia de Educación, Seguridad y Justicia hasta que la situación sea corregida, para que por mayoría absoluta reconduzca tan peligrosa situación. De ese modo cada cual quedará retratado ante la insostenible situación que se viene dando de amenazas de referéndum, fechas de autodeterminación, enemigos de España enquistados en sus instituciones, minando, como las ratas que son, los pilares de nuestra convivencia y unión. No estaría de más que los Partidos del arco parlamentario que se sientan españoles, no sabemos cuántos habrán, se plantearan la ilegalización de cualquier partido que atente contra la sagrada unidad de España, ya sea con las armas de fuego o con las de la felonía y la traición.
No sólo sería esto un servicio a España, sino sobre todo a Galicia, Vascongadas y Cataluña, que se verían liberadas del veneno que les es continuamente inoculado por estos gangsters de la política, defensores de las ideas de lunáticos como Arana, tergiversadores y falsificadores de la historia. La misma Izquierda Republicana de Cataluña que asesinó a mansalva hace 70 años y que no dudará en hacerlo en cuanto se le presente la oportunidad; de momento se conforma con “asesinar” civilmente a los españoles.
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