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Falange Montañesa

UN ARBOL QUE NO DEJA VER EL BOSQUE

UN ARBOL QUE NO DEJA VER EL BOSQUE

Y les vino Dios a ver con el dichoso cartelito, cartelito que dicho sea de paso ha sido retirado por el propio comerciante que ha reconocido su error al situarlo a la entrada de su tienda. De este arrepentimiento no se habla, es más morboso hacer comparaciones con la Alemania nazi aunque no vengan al caso y se parezcan al asunto ocurrido en Alcudia como Carrillo a Teresa de Calcuta. Nada que decir del motivo por el que un ciudadano pone tan desafortunado anuncio en la entrada de su negocio, nada que objetar a que las mafias no sólo rumanas sino de otros países hagan imposible la convivencia normal en muchos pueblos y ciudades de España, nada que objetar a que los españoles vean saqueados sus negocios o sufran directamente el mal trago de un violento atraco, y, por supuesto, nada que objetar a la desidia e incapacidad de las políticas de las distintas administraciones para poner coto a tanto desmán; en definitiva, nada que objetar a la indefensión y el desamparo al que están sometidos los españoles en su propia casa ante la marea de delincuentes extranjeros que hacen su agosto en NUESTRO país, hasta el punto de que cuando ya están hartos y cansados les da por ideas peregrinas como ésta del cartel.

De paso llenamos Telediarios y se habla menos del gasoil a 1,20€, de la intención de subir el recibo de la luz más de un 10%, del ridículo peso de España en el mundo, hasta el punto de que paguemos rescate a piratas del tres al cuarto en el último rincón del mundo sin hacer, como mínimo, que se lo gasten en medicina; tampoco habrá tanto tiempo para hablar de la intención del gobierno de emplear dinero de los fondos para pensiones para salvarles el culo y la cara a empresarios y banqueros que no dudaron en sangrar a los españoles y también, como no, a los extranjeros que decidieron comprar una casa, ahora que la soga aprieta, pretendiendo estos golfos que los paganos del desaguisado de esta hecatombe, que veníamos anunciando desde hace años, seamos los propios “atracados”; tampoco se hablará de los chanchullos de la Generalidad de Cataluña con las escandalosas adjudicaciones a dedo, un céntimo menos del tope que fija la Ley, a amigos y colegas; el bueno de José Luís Pérez Carod, Carod Rovira para los amigos, dice que no es ilegal y es que estos personajes han perdido todo contacto con la decencia y la moralidad. Pero no pensemos que esto es exclusivo de las provincias catalanas, no, es absolutamente aplicable a todas las regiones de España, Cantabria incluida.

Y así suma y sigue, con la inapreciable colaboración de un partido opositor, que ya no es tal, cobarde, falso y antinacional, al borde de la descomposición, que sólo se mueve por motivos electoralistas y que ha dejado claro para todos sus seguidores y votantes que van al son que les marcan las circunstancias y que utilizan los votos que tienen cautivos cómo y para lo que les da la gana.

Pero el malo, el verdaderamente malo es el propietario de la tienda de la Alcudia y merecería un Nuremberg particular. Por cierto, al igual que la Embajada rumana ha puesto el grito en el cielo, justificadamente, no estaría de más que hiciera declaraciones más a menudo en solidaridad con los “beneficiados” por la visita de muchos de sus compatriotas que tienen un particular sentido de la convivencia y de agradecimiento a la hospitalidad ajena. Incluso podrían tomarse las molestias de indemnizar a aquellos a los que sus conciudadanos han desplumado, así como procurar que estas joyas no salgan de Rumanía para que su país no tenga que avergonzarse de ver carteles como el ya famoso de Alcudia.

1 comentario

Javier Ayanotna -

Y sigue el circo. Mientras los medios de comunicación sean instrumentos cada vez más perfectos de control y desinformación al más puro estilo soviético, la degradación moral de nuestra sociedad será cada vez más irreversible.