PATETISMO SOCIALISTA
Resulta harto difícil digerir tanta demagogia y tanto oportunismo como se destila en las dos últimas intervenciones en el diario EL MUNDO del militante socialista y miembro del Comité Regional, máximo órgano entre congresos, Raúl Santiago García López. Es por ello que creo nuestra obligación hacer las siguientes apreciaciones para que despistados e influenciables no se llamen a engaño. Sobre el tan traído y llevado tema de la estatua ecuestre del anterior Jefe del Estado español recomendaría al citado militante socialista que sea valiente y vaya hasta el final; que pida la retirada o demolición de los verdaderos monumentos franquistas, que no son otros que la infinidad de bloques de viviendas que convirtieron a multitud de trabajadores en propietarios, en muy pocos años y con un solo sueldo; las ingentes obras hidráulicas que garantizaron agua de consumo y regadío para los españoles y lo siguen garantizando; obras de infraestructuras que posibilitaron un desarrollo industrial sin precedentes; legislación laboral avanzada con derechos desconocidos en Europa; una ejemplar sanidad pública universal; una Educación Nacional que llevó el índice de analfabetismo, endémico en España, a niveles insignificantes; subsidios de enfermedad, viudedad u orfandad; obras sociales como la ONCE y así hasta el aburrimiento. Todo ello realizado a la vez que se aterrorizaba y torturaba a los beneficiarios, y es que Raúl Santiago, que no conoció a Franco y sus gobiernos, se debe referir a otro país. Le animo, pues, a que acabe con todo ello; nos consta que con parte ya han acabado, ahí está la liquidación de la empresa pública del INI, y del monopolio estatal del transporte y las comunicaciones y en camino está la Seguridad Social, los derechos laborales más elementales y otros. Por todo ello, Raúl, no, Santander no es la capital del franquismo, toda España lo es. Seguidamente, con ímpetu desmesurado que contrasta con su silencio y flojera ante el descubrimiento en Madrid de una fosa de republicanos asesinados por otros republicanos, y no es la única, Don Raúl se apunta a la última garzonada invocando no se qué derechos y deseos de conocer la “verdad”. La verdad sobre los hechos relacionados con la Guerra Civil, sus antecedentes, hechos y consecuencias, son de sobra conocidos y dudo mucho que se puedan descubrir nuevos datos o elementos que puedan variar sustancialmente lo que ya sabemos. Afortunadamente hay historiadores profesionales que han buceado en los archivos donde se recoge toda la información que se posee de aquel tiempo y aquellos hechos, a lo que se suman los testimonios directos de testigos de toda solvencia. En manos de esos estudiosos profesionales está lo más cercano a la verdad a lo que se puede llegar y no en manos de políticos, mayoritariamente ignorantes absolutos en materia histórica, que no pueden convertirse en juez y parte de algo que escapa a sus limitados conocimientos, que como en el caso de Raúl no pasan de la consigna y el recurso fácil. Como el estudio no les deja en buen lugar acuden al ventajismo político y judicial para convertir lo blanco en negro y viceversa. Pretender que todos los muertos del bando republicano en la Guerra Civil y el Régimen de Franco eran inocentes “luchadores por la Libertad” es grotesco y malintencionado, ya que entre ellos estaban buena parte de los responsables de las torturas y asesinatos de católicos, militares y civiles cuyo crimen fue pensar diferente y que fueron masacrados en nombre de la peculiar libertad a la que se refiere Raúl. Por cierto, muchas de aquellas víctimas siguen en fosas anónimas o simplemente no aparecieron más, claro que eso no parece preocuparle mucho al bueno del cibermilitante socialista. Una cosa es estar a favor o no de la pena de muerte y otra que se reivindique a los ajusticiados por delitos de sangre, a los salteadores de caminos o a los que, al servicio de intereses extranjeros, traicionaron a su propio país. A partir de ahí nadie duda de la legitimidad de recuperar los restos de familiares para darles digna sepultura, pero TODOS. No quisiera terminar sin exponer a grandes rasgos el currículum de la organización desde la que Raúl Santiago hace sus cantos de libertad y memoria: El PSOE colaboró con la dictadura de Primo de Rivera; dio un golpe estado a la “legalidad” republicana en 1934, salvada por Franco por encargo del Gobierno; los pistoleros del PSOE asesinaron a mansalva antes de la guerra, incluyendo al Jefe de la Oposición; durante la guerra torturaron y asesinaron en sus propias checas, ayudados por su sindicato “hermano” UGT; destruyó patrimonio religioso de valor incalculable; saqueó el tesoro público y el patrimonio privado y traicionó a los españoles subordinándose a los esbirros del compañero Stalin, gran defensor de la Libertad, como todos sabemos. Con su vuelta al poder en 1982 volvieron los secuestros, los asesinatos, la cal viva, el saqueo del patrimonio público y privado, la estafa, con la ayuda de su sindicato “hermano”, UGT, la financiación ilegal, y un largo etcétera que todos conocemos. Con estos mimbres, que para sí quisiera la Cosa Nostra, las palabras Libertad, Dignidad, Verdad y Memoria, en boca de Raúl Santiago, suenan a coña marinera, máxime cuando el referido partido pasea, de homenaje en homenaje, al mayor criminal de la historia de España. Por cierto, es muy ruin que los socialistas tengan que acudir a estas triquiñuelas para ocultar su nefasta gestión política y económica; ya que recurren a Franco para disimular su incapacidad, lo menos que debieran hacer es dejarle una estatua. Ahora sólo falta que el cantamañanas de Bernardo Colsa se apunte al carro y haga un dominó o parchís cantabrista sobre el tema, subvencionado por todos y con presentación de Marcano. Por cierto, Raúl Santiago García López es el que hace el memo a la derecha de la foto.
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Javier Ayanotna -