Como ya hemos referido en este lugar anteriormente, las letras cantabriegas están de enhorabuena. Si alguien pensaba que nuestro espacio cultural era un páramo no podía estar más equivocado. A la labor del genial ensayista conocido por "Pocholo", se une su faceta de "editor con el dinero de otros". Nos hemos visto gratamente sorprendidos con la presentación de dos volúmenes más de la colección de cuentos de Cantabria que el "Padrone" de Pocholo subvenciona con nuestro dinero. Algo así como "Dando la lata...Valva y Nel en Laredo" y "Papá, ¿dónde nacieron los ríos? Verna en Sejos". Los quinientos ejemplares de siempre, que, como los otros, recomendamos no comprar para no tener que pagarlos dos veces. Nada mejor lo ilustra que la foto de presentación, Pocholo a punto de reventar su traje, su padrino Consejero y dos frikis, a los que tanto nos tiene acostumbrados ADIC, que se suponen los autores del pastiche. Sinceramente recomendamos los clásicos Caperucita y Los tres cerditos.
A esta nueva fiesta cultural de nuestra tierra se une nada menos que Raúl Gil, ex Director Regional de Juventud, al que los años y algún que otro desliz apartaron de tan suculento retiro pero que, en desagravio, ha recibido uno de esos cargos difícilmente justificables y perfectamente prescindibles con que las administraciones públicas premian a sus cachorros. De repente ha destapado su vena más hortera y empalagosa y pretende dedicarse al noble oficio de juntar letras, que entre la rojez siempre ha dado caché eso de ser bohemio y literato. No será porque le vaya a faltar tiempo, y siempre es una ventaja que la nómina caiga mes a mes sin tener que preocuparse por ella. El problema es que le falta calidad y criterio y, eso ni se compra ni se encuentra.
No gastamos más tiempo, ni nuestro ni vuestro, en estos dos pichones pero ya que estamos metidos en el mundo de la literatura hablemos de arte de verdad y no de aficionados de tercera regional.
No vamos a entrar en profundidad en aspectos biográficos y de calidad literaria de Doña Concha Espina. Internet colmará cualquier duda que nuestros lectores puedan plantearse y, como no, sus obras son su mejor tarjeta de presentación. Desde aquí animamos a su lectura, a su recuperación, a su rescate como autor cumbre de las letras montañesas, cántabras, o como quieran llamar a nuestra tierra. Alrededor de setenta obras que comprenden desde artículos periodísticos a ensayos, de los de verdad y no como los de Pocholo, pasando por poesía, cuentos, novelas y teatro representan lo mejor de la producción literaria montañesa, con el permiso de D. José María Pereda. Premiada en distintas ocasiones por la Real Academia Española de la Lengua, candidata en tres ocasiones al Nobel de Literatura, Premio Nacional de Literatura, Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, etc. etc. etc.
De su enorme producción hay una serie de obras, hoy prudentemente postergadas, escondidas o ignoradas de las que vamos a reproducir aquí algunos extractos que no merecen más comentario por nuestra parte y que muestran lo que una de las personas más cultas de esta tierra vivió e inmortalizó en determinado período histórico, hoy tan falseado por, entre otros, cantamañanas como los literatos arriba citados. Mientra Valva, Nel y Verna se dan una vuelta con Pocholo por Laredo,
LA TRAICION
"Y desde muy temprano corre por Santander un rumor sensacional. Parece que el movimiento nacionalista iniciado en Africa y que repercute brioso en una gran parte de las provincias españolas, ha fracasado aquí. ¿Traición? ¿Miedo?
Acaso un conjunto de estos ingredientes para todas las arrogancias.
Puede suceder que las noticias de Levante, Cataluña y varias regiones de Andalucía, y especialmente las de Madrid, debiliten la fe española de quienes en la Montaña se habían comprometido, por juramento de honor, a secundar los propósitos del siempre admirable Ejército que la virtud de sus jefes ilustres levanta hoy en pie sobre la anarquía exterminadora del Frente Popular.
Porque este movimiento salvador se estrangula en media España bajo la tiranía bolchevique, ya con arraigo poderoso en esta orilla de Europa, donde pretende Rusia establecer una frontera con el Atlántico. Y quedarse asomada a esta linde mundial con el prurito staliano de un salto sobre las olas: por el surco inefable de las carabelas.
Es decir: por el camino ibérico de las maravillas. El veneno de Stalin, administrado entre nosotros en favor de una política perversa, detiene el ímpetu con el que la Patria intenta erguirse dueña de su destino, emperatriz de su historia incomparable. Cruje muy alto en el viento la bandera única de la nación, los valientes colores de la independencia y la unidad patricias, que no han de arriarse nunca jamás, sino que han de vencer en las cumbres más punteras de nuestro territorio.
No importa que de momento algunos cobardes se dejen prender en la infamia extranjera y hostilicen el paso de las huestes libertadoras.
hay aquí un genio militar que se llama Francisco Franco, y junto a él una corte de generales insignes, un grupo numeroso y aguerrido de oficiales, una considerable multitud de soldados, que se puede contar por el balance de todos los españoles dignos, incluso de los adolescentes y de los viejos.
Los habrá de unos y de otros en la vanguardia de las trincheras más peligrosas, y quedarán los inválidos con las mujeres, como invulnerables retaguardistas, en esta segunda línea de fuego que es el hospital y el dolor, el luto y las privaciones, el sacrificio y la plegaria.
Así España será otra vez, y para siempre, indivisa, grande y libre, por obra de su Caudillo y de un Ejército compacto, invencible, hecho de millones de criaturas que saben merecer el reino de Dios desde la soberanía católica de su Patria.
Esto se reza en afanoso escucho entre la gente fiel a cuanto supone honestidad, creencia religiosa y patriotismo.
Mientras, se transforma la provincia en país soviético y de fuera acuden las más intolerables amenazas.
Se afirma que la Comuna desborda las sanciones más crueles en cada individuo blanco puesto a su alcance.
Y se multiplica el bárbaro crimen, el robo, el incendio y la destrucción. Lo mismo que ocurre aquí.
Hay señales evidentes, secretas y públicas, de asesinatos, secuestros, incautaciones y enormes abusos que amordazan la capital, donde ya funcionan las checas espantosas, sin que se haya pregonado todavía más que una ley: la de armar a la plebe y desarmar al pueblo legítimo, en todas sus clases. Desde el aristócrata al burgués, el artesano y el labrador.
Lo que hay de chusma en esas categorías sociales, cuanto hiede y repugna en la humanidad, eso es lo que se engríe hoy en el mundo bajo el siniestro poder asiático, para destruir el Arte, la Familia y la Religión.
En semejante imperio de las tinieblas, alcanza la máxima culpa a los dirigentes del contubernio político. En España, los organizadores del vergonzoso Frente Popular.
No se ve clara ninguna excepción por la cual se pueda eximir de atroces responsabilidades a uno sólo de los líderes comunistas.
Aunque tal vez en su torvo dominio existen inocentes, pobres engañados, miserables entorpecidos por la ignorancia y la ingratitud.
Todos ellos olvidan que nunca se ha ganado una guerra contra Dios.
En brevísimo tiempo ha cambiado el semblante de la ciudad, fina y selecta por larga tradición.
Diríase que un escondite de mugre, un poso de ordinariez y una congestión de fealdades se alumbran en la capital, que hubiera sido hipócrita con aquel tono suyo elegante y gentil: o que ya están en la cárcel, acaso debajo de la tierra o en el fondo del mar, casi todas las personas decentes que viven aquí, señores o menestrales, mujeres bonitas, que abundaron siempre mucho, lo mismo entre jóvenes de alta alcurnia que en modestas oficialas de taller.
Diríase, en fin, que la belleza, la cultura y la salud han desaparecido exteriormente por ensalmo diabólico, para sustituirse con malos olores en las calles sucias y canallescas, y por malos sabores en el leguaje soez.
Sin duda, el pueblo solvente, el señorío moral, está oculto o se disfraza de populacho soviético mediante las alpargatas y el mono, la camisa sin cuello, el puño cerrado, y la divisa de hoces y martillos. ¿Dónde estarían antes estas libreas de la servidumbre rusa?
parecen que brotan de la insensatez y el miedo, que se reproducen y espigan como la mala hierba.
El trastorno de la población es tan repentino y radical que, los que ayer tenían coche, dinero y trabajo, ya no lo tienen hoy. Tampoco los que tenían paz, y prestigio y vivienda.
Ahora, de súbito, la casa de éste es de aquel otro. El vestido, la mesa y el pan de esta familia son patrimonio de la de enfrente. Lo de arriba está abajo: porque es muy fácil caer. Pero lo de abajo no estará arriba así como quiera: porque es muy difícil subir".
Extracto de la obra LAS ALAS INVENCIBLES. Novela de amores, de aviación y de libertad. 1938
Esta obra narra las vivencias de una niña, Talín, desde su infancia en Cintul, pueblo montañés hasta su huída, ya moza, del Santander rojo hasta la castellana Olmedo. Su autora la dedica a la "gloriosa aviación nacional, superación humana de mi tierra española, alas invencibles de nuestro espíritu inmortal".
Os traeremos otros párrafos de otras obras de nuestra más insigne escritora que, sin duda, en aplicación de la Ley de Memoria Histérica, serán suficientes para eliminar su estatua de los jardines del Paseo Pereda. Desde aquí proponemos que su sitial sea ocupado por Pocholo, si su gordo culo se lo permite.
